viernes, 13 de febrero de 2009

Fantasmas a la luz del día


Por A. Castillo


Lo que más recuerdo del día en que murió Cortázar fue la llegada de una alumna a mi casa que, deshecha en lágrimas, me dijo desde la puerta “murió Julio”. Cortázar era de aquellos escritores que establecían una relación emocional y afectiva con sus lectores, y uno de aquellos autores a los que sus lectores –tuvieran o no confianza con él– solían llamar por el nombre. Se habla a veces de Federico y damos por hecho que estamos hablando de García Lorca, también de Macedonio para referirse a Fernández, pero nunca alguien dice Jorge Luis para hablar de Borges. La relación que establecía Cortázar con sus lectores era casi de amistad directa.

Yo lo conocí hacia 1973, pero nunca nos llamamos por nuestro nombre: él siempre me llamó Castillo y yo a él Cortázar. Afortunadamente nunca me llamó Cronopio. Nunca nos tuteamos; sin embargo, nuestra relación era muy profunda y siguió hasta el día de su muerte.

Al margen de la amistad y de las noches que caminamos por Buenos Aires, creo que el legado de Cortázar desde el punto de vista de la literatura fantástica es que estableció el fantasma a la luz del día. Como si hubiera sacado para siempre de la literatura aquella cosa gótica que exige la oscuridad para ser aterradora.

Creo que ése fue, al margen de la importancia que tuvieron Rayuela y sus actitudes políticas, el gran legado de Cortázar: sacó lo fantástico y lo irreal de la zona del misterio, lo estableció en la realidad y lo volvió a hacer misterioso.

*Escritor, Testimonio tomado por I. S.

http://criticadigital.com/index.php?secc=nota&nid=18662

13/02/09

2 comentarios:

Cdlv dijo...

Estoy maravillada por tantas cosas lindas en este blogg. Llevo un rato largo aca! Y sigo, me queda tanto por recorrer!

José Buhardilla dijo...

Gracias Cdlv por visitar mis blogs , voy de visita por tu blog. Nos vemos si queres en facebook, saludos!!