jueves, 1 de abril de 2010

Soy el lodo


Frank Zappa

Soy gordo y pervertido
soy un obseso y un desquiciado
he existido durante años
pero muy poco he cambiado
soy la herramienta del Poder
y tambien de la industria
porque estoy destinado a regirte
y a regularte

Puede que sea vil y pernicioso
pero no puedes distraer la vista
te haré creer que soy delicioso
con las cosas que digo
soy lo mejor que puedes conseguir
¿Adivinaste quien soy?
Soy el lodo que emana de tu aparato de TV

Me vas a obedecer mientras te dirija
y te vas a comer la basura con que te alimento
hasta el día en que ya no te necesitemos
no vayas por ayuda, nadie te hará caso
tu mente está totalmente controlada
ha sido rellenada en mi molde
y vas a hacer lo que se te diga
hasta que los derechos sobre tí hayan sido vendidos

Está bien, muchachos
no toca botón...
Soy el lodo de tu video
desparramándome en el piso de tu living
soy el lodo de tu video
no puedes parar ese lodo
gente, mirenme correr.

(Del LP "Overnite Sensation", 1973)
Traducción Alfredo Rosso, publicado en Mordisco.

Frank Zappa en este enlace

lunes, 30 de noviembre de 2009

La delgada línea roja


"Esta terrible crueldad, ¿de donde sale? ¿Cómo ha arraigado en el mundo? ¿De que semilla, de que raíz ha brotado? Y ¿de quien es obra? ¿Quién nos mata? Nos arrebata la vida y la luz, se burla de nosotros mostrando lo que podríamos haber conocido. ¿Acaso nuestra destrucción beneficia a la Tierra? ¿Ayuda a que crezca la hierba o luzca el Sol? ¿También en ti hay esta oscuridad? ¿Has vivido esta negra noche? "

("La delgada línea roja", un comentario sobre el film aquí)

Foto: Corriere della Sera, Marines en su infierno estrellado, Afganistan 2009.

jueves, 12 de noviembre de 2009

De puño y letra


Mario Trejo

Me doy por vencido.
La religión la mafia
la política y el fútbol
el ejército y la moda
mueven más gente que yo.

Son millones o pocos
pero totalmente decididos
al todo por el todo.
Yo sólo tengo que ver
con las pequeñas multitudes
de un cine de trasnoche
con la soledad de los jugadores
que ofician una partida de ajedrez
con la tibieza de algunas mujeres.

Leo
vuelvo a ver una vieja película
hago noche en Coltrane
y estiro el brazo y acaricio a mi bella
que fuma y ahora me convida.









sábado, 7 de noviembre de 2009

Moris, 30 minutos de vida

"Éramos siete u ocho tipos que andábamos con las guitarras por ahí con papelitos escribiendo cosas y cantándonos uno al otro nuestras canciones" Moris





Temas de "30 minutos de vida" grabado en 1970







viernes, 6 de noviembre de 2009

Carta a Martita

A mí, los fundamentalismos, y la mezcla de ellos, y la imposición de ellos por la fuerza o por la ignorancia, el terrorismo en todas sus variantes, las dictaduras, las democracias ficticias y las guerras santas, las psicológicas y las no santas, y el sutil o burdo bombardeo ideológico detras de todos los fanatismos, me hartan. A mí, dame un libro de poemas, unos amigos y un pedazo de playa en el que contemplar el atardecer preñado de esperanza. Cariños. J

sábado, 31 de octubre de 2009

Manual de combate



CHARLES BUKOWSKI



dijeron que Céline era un nazi
dijeron que Pound era un fascista
dijeron que Hamsun era un nazi y un fascista.
pusieron a Dostoievsky frente a un pelotón
de fusilamiento
y mataron a Lorca
le dieron electroshocks a Hemingway
(y vos sabés que se pegó un tiro)
y echaron a Villon de la ciudad (París)
y Mayakovsky
desilusionado con el régimen
y luego de una pelea de enamorados,
bueno,
también se pegó un tiro.
Chatterton se tomó veneno de ratas
y funcionó
y algunos dicen que Malcom Lowry se murió
ahogado en su propio vómito
borracho.
Crane se tiró a las hélices
del barco o a los tiburones.

El sol de Harry Crosby era negro.
Berryman prefirió el puente.
Plath no encendió el horno.

Séneca se cortó las muñecas en la
bañera (es la mejor manera:
en agua tibia)
Thomas y Behan se emborracharon
hasta morir y
hay muchos más.
¿y vos querés ser un
escritor?

es esa clase de guerra:
la creación mata,
muchos se vuelven locos,
algunos pierden el rumbo y
no lo pueden hacer
nunca más.
algunos pocos llegan a viejo.
algunos pocos hacen plata.
algunos se mueren de hambre (como Vallejo).
es esa clase de guerra:
bajas por todas partes.

está bien, adelante
hacelo
pero cuando te ataquen
por el lado que no ves
no me vengas con
remordimientos.

ahora me voy a fumar un cigarrillo
en la bañera
y luego me voy a ir a
dormir



lunes, 26 de octubre de 2009

¡No se puede organizar la poesía!

Rock & eternidad
Miguel Grinberg

La vida hedonista e itinerante que había retratado En el camino y en otras diez novelas alucinadas exaltó durante cuatro décadas a decenas de miles de lectores comunes y figuras del rock.

En febrero de 1964, mientras Jack Kerouac vivía recluido en una casa de Long Island, cuidando a su anciana madre (tal como se lo había prometido a su padre cuando éste agonizó en sus brazos en 1946), la epopeya de la “generación beat” ya pertenecía al pasado. Un tambor diferente agitaba a Norteamérica: la beatlemanía tomaba al país por asalto, la nueva bohemia descubría la poesía del joven trovador Bob Dylan, en muchas grandes ciudades se consolidaba la rebelión de los negros racialmente segregados, en el sudeste de Asia se incubaba la guerra de Vietnam, mientras en San Francisco y Nueva York emergían pacíficos melenudos llamados hippies.

Yo había entablado amistad epistolar con los escritores beat en 1959 y llegué a Manhattan en ese preciso momento, después de protagonizar en México la “nueva solidaridad”, una confluencia de jóvenes poetas de las Américas, entre los que aparecían Ernesto Cardenal, de Nicaragua (futuro ministro de cultura de la revolución sandinista), y Gonzalo Arango, pilar del Movimiento Nadaísta de Colombia. Kerouac bajaba ocasionalmente a Nueva York y criticó con dureza mi iniciativa fundacional, exclamando: “¡No se puede organizar la poesía!”. Tenía razón.

En esos días, ya muchos amigos locales lo evitaban porque bebía desenfrenadamente y en los bares que él visitaba casi siempre todo desembocaba en bataholas, trompadas y ocasionales arrestos por desorden. Solamente el poeta negro LeRoi Jones le seguía el ritmo, y chupaban hasta que los empujaban a la vereda. Cansado de vivir sitiado por incesantes oleadas de pelilargos psicodélicos de la generación pre-Woodstock que peregrinaban hasta su umbral, mudó el domicilio familiar lejos, a la Florida. Diría: “El grupo beat se dispersó a comienzos de los 60. Cada uno siguió su camino, y éste es mi camino: la vida hogareña, como al comienzo, con una excursión de vez en cuando a los bares locales”.

La vida hedonista e itinerante que había retratado En el camino y en otras diez novelas alucinadas (de las cuales la mejor es La vanidad de los Duluoz) exaltó durante cuatro décadas a decenas de miles de lectores comunes y figuras del rock que admitieron haber sido impactados por su prosa espontánea: Dylan (claro está), Jim Morrison, David Bowie, Janis Joplin, Patti Smith, Frank Zappa, Jerry Garcia de The Grateful Dead, Pete Townshend de The Who, David Byrne y The Talking Heads, Tom Waits. No fue causa del azar que en 1982, el grupo de rock progresivo King Crimson incluyera en su álbum Beat un tema-homenaje titulado “Neal and Jack and me”. El verso inicial expresaba: “Soy ruedas, soy ruedas en movimiento. Soy una coupé studebaker 1952. Soy ruedas. Soy ruedas en movimiento. Soy una coupé starlite 1952… en ruta… los subterráneos”.

Para llegar en auto al tope de los acantilados de Big Sur, California, hay que atravesar un denso manto de nubes. Abajo ruge el océano Pacífico. Con seguridad, de vez en cuando el alma de Jack Kerouac sobrevuela ese abismo misterioso y recita su haiku sobre la vida fugaz.

Publicación original en este enlace
http://www.criticadigital.com.a

domingo, 4 de octubre de 2009

Mercedes


¡ADIOS NEGRA QUERIDA!
Alejandra Monsalvo


Esta madrugada el corazón de Mercedes Sosa dejó de latir. No así su voz y su figura que se ha ido agigantando con el paso de los años. Gracias a su enorme capacidad de trabajo, a su cabeza y su corazón abiertos, hemos tenido la suerte, los argentinos y el mundo, de conocer a una voz única, con la fuerza y el color de nuestro continente americano. Ella supo elegir en su repertorio canciones que todos amamos. Dotada de una enorme ternura y de una gran generosidad como artista, la hemos visto compartir escenario y grabar canciones con artistas de distintos géneros (rock, tango, folklore, canción chilena, trova cubana, bossa nova) y de distintos lugares del mundo (Sting, Caetano Veloso, Joan Baez, Pavarotti,Silvio Rodríguez,Raimundo Fargner,Shakira, Serrat, etc), siempre con su modo tan peculiar.


Cuando yo era una nena descubrí en el tocadiscos de mi tía un disco simple (de un sola canción por lado) con una cubierta violeta oscura : era la versión de "Zamba para no morir", que a mí, con mis 6 añitos ya me conmovía. Y luego tuvimos en casa "Mujeres argentinas", con la inolvidable versión de "Alfonsina y el mar". En la época del Proceso, cuando se tuvo que exiliar , los adolescentes la escuchábamos pasándonos sus discos, que estaban "prohibidos", entre ellos el "Homenaje a Violeta Parra" que traía su inolvidable "Gracias a la vida". Con el retorno de la democracia, y el suyo propio, ya estudiantes universitarios , gozamos con el disco "Mercedes Sosa en Argentina", hoy devenido un clásico. Horas y horas entre apuntes , una de nuestras muletillas era agradecerle a alguien diciendo "Gracias Argentina! " , impostando su voz, como aparecía en aquel disco. Después ya en una edad adulta, con el advenimiento del CDs pudimos conseguir varios de sus discos, entre ellos uno con su versión original de "Zamba para no morir" y la de "Balderrama" , las cuales me siguen conmoviendo. También grabó canciones entrañables de nuestra adolescencia como "Barro tal vez " con Spinetta o "Inconciente colectivo" con Charly García o una bellisma version del "Himno de mi corazón " de Miguel Abuelo.


Mercedes Sosa va a ser velada en el Congreso Nacional. Con su humildad hubiera dicho que es demasiado para una "cantora", como gustaba definirse. Pero para una figura como la suya es algo absolutamente merecido. Será una despedida, un homenaje de todos los que nos hemos sentido acompañados con su voz a lo largo de la vida. Una voz que se queda con nosotros y con los que estan por venir.


domingo, 20 de septiembre de 2009

Pintando las piedras

Liliana Lucki


"Caja con piedras"
Blog de Liliana Lucki
Posteado en el blog de Graciela Bello
Ver post completo de Graciela en este enlace

miércoles, 19 de agosto de 2009

La Luna y yo




Solitario, en el interior
del bosque de bambúes,
me siento.
Rasgo mi laúd y tarareo
una canción.
En medio de la espesura
nadie advierte mi presencia.
Pero brillante, la luna acude
a verme.
¡Cuan feliz me siento
en su compañía!



Wang Wei (699-759)




domingo, 16 de agosto de 2009

El celular de Hansel y Gretel

Hernán Casciari



Anoche le contaba a la Nina un cuento infantil muy famoso, el Hansel y Gretel de los hermanos Grimm. En el momento más tenebroso de la aventura los niños descubren que unos pájaros se han comido las estratégicas bolitas de pan, un sistema muy simple que los hermanitos habían ideado para regresar a casa. Hansel y Gretel se descubren solos en el bosque, perdidos, y comienza a anochecer. Mi hija me dice, justo en ese punto de clímax narrativo: “No importa. Que lo llamen al papá por el móvil”.
Yo entonces pensé, por primera vez, que mi hija no tiene una noción de la vida ajena a la telefonía inalámbrica. Y al mismo tiempo descubrí qué espantosa resultaría la literatura —toda ella, en general— si el teléfono móvil hubiera existido siempre, como cree mi hija de cuatro años. Cuántos clásicos habrían perdido su nudo dramático, cuántas tramas hubieran muerto antes de nacer, y sobre todo qué fácil se habrían solucionado los intríngulis más célebres de las grandes historias de ficción.
Piense el lector, ahora mismo, en una historia clásica, en cualquiera que se le ocurra. Desde la Odisea hasta Pinocho, pasando por El viejo y el mar, Macbeth, El hombre de la esquina rosada o La familia de Pascual Duarte. No importa si el argumento es elevado o popular, no importa la época ni la geografía.
Piense el lector, ahora mismo, en una historia clásica que conozca al dedillo, con introducción, con nudo y con desenlace.
¿Ya está?
Muy bien. Ahora ponga un teléfono móvil en el bolsillo del protagonista. No un viejo aparato negro empotrado en una pared, sino un teléfono como los que existen hoy: con cobertura, con conexión a correo electrónico y chat, con saldo para enviar mensajes de texto y con la posibilidad de realizar llamadas internacionales cuatribanda.
¿Qué pasa con la historia elegida? ¿Funciona la trama como una seda, ahora que los personajes pueden llamarse desde cualquier sitio, ahora que tienen la opción de chatear, generar videoconferencias y enviarse mensajes de texto? ¿Verdad que no funciona un carajo?
La Nina, sin darse cuenta, me abrió anoche la puerta a una teoría espeluznante: la telefonía inalámbrica va a hacer añicos las nuevas historias que narremos, las convertirá en anécdotas tecnológicas de calidad menor.
Con un teléfono en las manos, por ejemplo, Penélope ya no espera con incertidumbre a que el guerrero Ulises regrese del combate.
Con un móvil en la canasta, Caperucita alerta a la abuela a tiempo y la llegada del leñador no es necesaria.
Con telefonito, el Coronel sí tiene quién le escriba algún mensaje, aunque fuese spam.
Y Tom Sawyer no se pierde en el Mississippi, gracias al servicio de localización de personas de Telefónica.
Y el chanchito de la casa de madera le avisa a su hermano que el lobo está yendo para allí.
Y Gepetto recibe una alerta de la escuela, avisando que Pinocho no llegó por la mañana.
Un enorme porcentaje de las historias escritas (o cantadas, o representadas) en los veinte siglos que anteceden al actual, han tenido como principal fuente de conflicto la distancia, el desencuentro y la incomunicación. Han podido existir gracias a la ausencia de telefonía móvil.
Ninguna historia de amor, por ejemplo, habría sido trágica o complicada, si los amantes esquivos hubieran tenido un teléfono en el bolsillo de la camisa. La historia romántica por excelencia (Romeo y Julieta, de Shakespeare) basa toda su tensión dramática final en una incomunicación fortuita: la amante finge un suicidio, el enamorado la cree muerta y se mata, y entonces ella, al despertar, se suicida de verdad. (Perdón por el espoiler.)
Si Julieta hubiese tenido teléfono móvil, le habría escrito un mensajito de texto a Romeo en el capítulo seis:

M HGO LA MUERTA,
PERO NO STOY MUERTA.
NO T PRCUPES NI
HGAS IDIOTCES. BSO.

Y todo el grandísimo problemón dramático de los capítulos siguientes se habría evaporado. Las últimas cuarenta páginas de la obra no tendrían gollete, no se hubieran escrito nunca, si en la Verona del siglo catorce hubiera existido la promoción “Banda ancha móvil” de Movistar.
Muchas obras importantes, además, habrían tenido que cambiar su nombre por otros más adecuados. La tecnología, por ejemplo, habría desterrado por completo la soledad en Aracataca y entonces la novela de García Márquez se llamaría ’Cien años sin conexión’: narraría las aventuras de una familia en donde todos tienen el mismo nick (buendia23, a.buendia, aureliano_goodmornig) pero a nadie le funciona el messenger.
La famosa novela de James M. Cain —’El cartero llama dos veces’— escrita en 1934 y llevada más tarde al cine, se llamaría ’El gmail me duplica los correos entrantes’ y versaría sobre un marido cornudo que descubre (leyendo el historial de chat de su esposa) el romance de la joven adúltera con un forastero de malvivir.
Samuel Beckett habría tenido que cambiar el nombre de su famosa tragicomedia en dos actos por un título más acorde a los avances técnicos. Por ejemplo, ’Godot tiene el teléfono apagado o está fuera del área de cobertura’, la historia de dos hombres que esperan, en un páramo, la llegada de un tercero que no aparece nunca o que se quedó sin saldo.
En la obra ’El jotapegé de Dorian Grey’, Oscar Wilde contaría la historia de un joven que se mantiene siempre lozano y sin arrugas, en virtud a un pacto con Adobe Photoshop, mientras que en la carpeta Images de su teléfono una foto de su rostro se pixela sin remedio, paulatinamente, hasta perder definición.
La bruja del clásico ’Blancanieves’ no consultaría todas las noches al espejo sobre “quién es la mujer más bella del mundo”, porque el coste por llamada del oráculo sería de 1,90€ la conexión y 0,60€ el minuto; se contentaría con preguntarlo una o dos veces al mes. Y al final se cansaría.
También nosotros nos cansaríamos, nos aburriríamos, con estas historias de solución automática. Todas las intrigas, los secretos y los destiempos de la literatura (los grandes obstáculos que siempre generaron las grandes tramas) fracasarían en la era de la telefonía móvil y del wifi.
Todo ese maravilloso cine romántico en el que, al final, el muchacho corre como loco por la ciudad, a contra reloj, porque su amada está a punto de tomar un avión, se soluciona hoy con un SMS de cuatro líneas.
Ya no hay ese apuro cursi, ese remordimiento, aquella explicación que nunca llega; no hay que detener a los aviones ni cruzar los mares. No hay que dejar bolitas de pan en el bosque para recordar el camino de regreso a casa.
La telefonía inalámbrica —vino a decirme anoche la Nina, sin querer— nos va a entorpecer las historias que contemos de ahora en adelante. Las hará más tristes, menos sosegadas, mucho más predecibles.
Y me pregunto, ¿no estará acaso ocurriendo lo mismo con la vida real, no estaremos privándonos de aventuras novelescas por culpa de la conexión permanente? ¿Alguno de nosotros, alguna vez, correrá desesperado al aeropuerto para decirle a la mujer que ama que no suba a ese avión, que la vida es aquí y ahora?
No. Le enviaremos un mensaje de texto lastimoso, un mensaje breve desde el sofá. Cuatro líneas con mayúsculas. Quizá le haremos una llamada perdida, y cruzaremos los dedos para que ella, la mujer amada, no tenga su telefonito en modo vibrador. ¿Para qué hacer el esfuerzo de vivir al borde de la aventura, si algo siempre nos va a interrumpir la incertidumbre? Una llamada a tiempo, un mensaje binario, una alarma.
Nuestro cielo ya está infectado de señales y secretos: cuidado que el duque está yendo allí para matarte, ojo que la manzana está envenenada, no vuelvo esta noche a casa porque he bebido, si le das un beso a la muchacha se despierta y te ama. Papá, ven a buscarnos que unos pájaros se han comido las migas de pan.
Nuestras tramas están perdiendo el brillo —las escritas, las vividas, incluso las imaginadas— porque nos hemos convertido en héroes perezosos.

http://orsai.es/2008/10/el_movil_de_hansel_y_gretel.php
http://orsai.es/

sábado, 8 de agosto de 2009

Abbey Road



Se cumplen 40 años de la portada histórica. Clic aquí

miércoles, 22 de julio de 2009

La nieve, hoy.

Desde mi ventana

jueves, 16 de julio de 2009

La niebla interior de Philip K. Dick




"La niebla puede llegar insidiosamente desde la calle e invadir la propia casa de uno. De pie ante el inmenso ventanal de su biblioteca —una construcción digna de Ozymandias, edificada con trozos de hormigón que en otros tiempos sustentaron la rampa de entrada a la autopista de la costa—, Joseph Adams meditaba, contemplando la niebla que venía del Pacífico. Y como anochecía y las sombras empezaban a cubrir el mundo, aquella bruma le asustaba tanto como la niebla interior, que no invadía su casa pero se desperezaba y agitaba, ocupando todas las porciones vacías de su cuerpo. Por lo general, esta última niebla recibe el nombre de soledad." (...)


Así comienza el capítulo 1 de la novela "La Penúltima Verdad" de Philip K. Dick (1964) Altamente reveladora su relectura en tiempos de confusión. La Buhardilla te la recomienda, en el año de La Peste.

Descargate la novela haciendo clik aquí

Comentario de Jose Enrique León Alcalde aquí

Comentario de Sergio Gaut vel Hartman aquí



Lágrimas en la lluvia aquí

Leé el cuento "Servir al amo" en este enlace


Philip K. Dick por Roberto Bolaño click aquí















domingo, 12 de julio de 2009

Carta a Mónica




Hola Monica, gracias por comunicarte. Mis blogs son una especie de red de laberintos donde trato de rescatar cosas que hacen a nuestra formación y disfrute cultural, compartirlo con amigos, de antes y de ahora, y eventualmente constituir un cable a tierra, propio y de quien quiera, en este mundo tan proclive al ultramaterialismo y a la voz hueca. Fuera de los ruidosos hipermedios de descomunicación, lejos de los centros digitalizadores de las culturas oficiales de los poderes de turno, ajenas a las verdades líquidas manipuladas por neuronas posmodernas, las Buhardillas te invitan a participar de un espacio de reencuentro entre personas libres de ataduras mentales, de ejercicio del pensamiento crítico y a salvo del consumismo pseudointelectual. Bienvenida a las buhardillas, un lugar en el que creemos que mejorarnos como personas es el camino para construir un mundo mejor. Afectuosamente, Jose Buhardilla.

miércoles, 3 de junio de 2009

Un Blues para Joselo


Marcelo Marcolin
a Joselo Luna, in memoriam

Estabas sentado
girando la cabeza de aquí para allá,
llovía aquella tarde en Mercedes
y por aquellos días se hacía difícil la poesía.
Sonaba Zeppelín por el parlante,
habíamos bebido lo suficiente y un poco más,
mientras nuestro interior planeaba el saqueo
y videla asomaba los dientes al atardecer.
Recuerdo la ruta 7 temblando en la locura
alguna cita que fallamos sin darnos cuenta,
algún amor que perdimos entre la niebla
y los años que se fueron llevando las horas.
Adónde van las llamas de la cueva:
el intenso blues a las tres de la madrugada,
las banderas flameando en el inconsciente
y las narices secas de tanto amor.
No tengo ya tiempo para responder un e mail:
en unos meses te encontraré en el rastro
o tal vez dando vueltas por Madrid.
No confío en los poetas amigos,
no espero nada de las cartas sin pasado,
no busco encontrarte en la Gran Vía
pues está lloviendo por aquí
y los tigres de la otra historia
vienen llegando con olores lejanos
para brindar en el patio de la memoria
por las palabras que aún no pudimos escuchar.

Pese a los milagros,
en Retiro me espera un tren.

Marcelo Marcolin,
de Esperando el último tren a Cañuelas, Ediciones El Ojo de la Ballena, 2004
Sobre Joselo

Cry Baby

Viajando con la azafata del tren fantasma, por Sol Notaro

Joselo , su mirada sobre Janis Joplin en este enlace 

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lunes, 25 de mayo de 2009

Tarjeta Postal


En 1979 yo tenia 20 años y Ale 17. Participabamos de un movimiento informal de publicadores artesanales. Nuestra publicacion se llamaba Vivir la Esencia y consistia en ediciones precarias , textos mecaneografiados y encuadernados que se enviaban por correo postal. En ese contexto, hicimos una edicion del poema Autobiografía de Lawrence Ferlinghetti, poeta estadounidense perteneciente a la llamada Generación Beat. Gracias a los auxilios del amigo Miguel Grinberg, pudimos conseguir la direccion postal de City Lights, la libreria que Ferlinghetti tiene en San Francisco y le enviamos un ejemplar de la publicacion, en cuya portada aparecía una foto de Superman. Fue muy grato recibir luego una tarjeta con saludos y agradecimiento firmado por LF.

Leer Autobiografía en este enlace

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La poesia como arte insurgente

Esta noche el mar está en calma

Sintesis biográfica